Estas actividades provocan graves daños a la biodiversidad, ya que provoca el desplazamiento, degradación y reducción del hábitat de muchos animales, como por ejemplo el oranguntan, cuya población se ha visto reducida un 80% en los útlimos 75 años.
Los bosques se queman (liberando grandes cantidades de Dióxido de Carbono), para posteriormente plantar las palmas. Esta destrucción es llevada a cabo por varias empresas con intereses en productos derivados de este recurso. Empresas cosméticas, alimentarias, del hogar, etc.
También se ven afectados pueblos indígenas que dependen del bosque que se ven obligados a desplazarse ante el avance de estas prácticas.
El aceite de palma tiene un coste bajo y no requiere mucho mantenimiento pero provoca graves daños ambientales debido al uso de pesticidas y fertilizantes, además de la destrucción del bosque, ya mencionada.
Además de los daños ambientales hay que tener en cuenta su impacto en la alimentación ya que tiene un alto contenido en grasas saturadas, provoca un aumento del colesterol LDL.
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